Paseaban por una calle de Gijón, un poco perdidos, ya que habían llegado recientemente.
Sus figuras destacaban entre la prisa de la ciudad.
Él llevaba la delantera, sonriente y con los ojos llenos de nostalgia, ella iba un poco más atrás,con gesto resignado, compartiendo su brazo con la bombona de oxígeno que le ayudaba a respirar. Se me ocurrió que el hombre con el que había compartido tantos suspiros en su vida, sujetaba ahora su aire para que pudiera seguir suspirando a su lado.
La niña iba feliz, aparentemente ajena a todo, caí en el error de subestimar su mente especial, pensando que no recordaría su pasado.
Ella era el centro de sus vidas.
Muchas veces pensamos que los ancianos nos cuentan su vida porque les apetece recordar... yo estoy segura de que ellos me contaron su vida porque era lo que llenaba todo su pensamiento.
Los padres de la niña habían muerto en un accidente de tráfico, y los abuelos tuvieron que hacerse cargo de ella puesto que ninguno de sus otros hijos querían ocuparse de la pequeña por su situación.Dicen que perder un hijo derrumba tu vida, a ellos la vida no les dio la opción de derrumbarse.
Me preguntaron por la estación de autobuses, cerca había un centro de educación especial donde querían matricular a la niña. Habían dejado todo en León y habían decidido cambiar su tierra y su vejez para volver a ser padres y poder garantizar su futuro cuando ellos faltaran.
- ¿Qué será de ella cuando nosotros no estemos?- Se repetía la mujer.
Les acompañé hasta la esquina desde donde podía indicarles más fácilmente, escuchando todo lo que me decían con sus voces y sus miradas.
Me di cuenta que los años no matan las ganas de luchar por los que queremos.
Antes de irse me dieron un abrazo agradecidos, envidié la fortaleza de su sonrisa.
Vi como se alejaban, juntitos, despacito, pero firmes, como el que vuelve magullado de la guerra y solo desea encontrar tranquilidad...
Nunca sabemos lo que hay detrás de la gente que se cruza con nosotros por la calle, no sabemos lo que piensa, lo que sueña... Y puede que sea una persona que merezca la pena conocer...
martes, 23 de noviembre de 2010
jueves, 15 de julio de 2010
Mil historias que contar...
Hola a todos y bienvenidos a mi blog.
Espero no parecer maleducada por no presentarme, pero es que creo que en este blog yo soy simplemente la que aprieta las teclas del ordenador. Si que os voy a hablar un poquito de mi, pero para que entendáis el por qué de esto.
Un anuncio de la tele decía que el ser humano es extraordinario, y yo estoy de acuerdo. Por desgracia no siempre se utiliza para bien, pero esa gente no tiene cabida en este escrito.
Por circunstancias de la vida, hace unos años me encontré trabajando en las principales calles de la ciudad, haciendo socios para ongs. Supongo que como en otros trabajos de cara al público, conoces a todo tipo de personas.
Con el tiempo me fui dando cuenta de que siendo seres sociales, muchas veces no conocemos a nuestro vecino, no sabemos la vida del cartero que nos deja el correo todos los días... Descubrí que hay personas que aprovechan el ratito que hablas con ellas para contarte sus preocupaciones, que con los ojos te están pidiendo un rato de paz, o simplemente que necesitan encontrar una sonrisa.
Este blog va dedicado, a todas las personas que bajo mi punto de vista, se merecen un reconocimiento. Personas anónimas que un día se cruzaron en mi vida, en la calle, bien porque les paré yo o bien porque se acercaron a preguntarme por una tienda… personas que cuando te cuentan su historia, cuando te miran, o cuando te sonríen, te afianzan la idea de que el ser humano realmente es extraordinario. Personas que seguramente nunca salgan en la tele por sus azañas, pero que por su vida, por sus actos, o simplemente por la buena energía que desprendían, despertaron en mi la más profunda admiración.
Espero no parecer maleducada por no presentarme, pero es que creo que en este blog yo soy simplemente la que aprieta las teclas del ordenador. Si que os voy a hablar un poquito de mi, pero para que entendáis el por qué de esto.
Un anuncio de la tele decía que el ser humano es extraordinario, y yo estoy de acuerdo. Por desgracia no siempre se utiliza para bien, pero esa gente no tiene cabida en este escrito.
Por circunstancias de la vida, hace unos años me encontré trabajando en las principales calles de la ciudad, haciendo socios para ongs. Supongo que como en otros trabajos de cara al público, conoces a todo tipo de personas.
Con el tiempo me fui dando cuenta de que siendo seres sociales, muchas veces no conocemos a nuestro vecino, no sabemos la vida del cartero que nos deja el correo todos los días... Descubrí que hay personas que aprovechan el ratito que hablas con ellas para contarte sus preocupaciones, que con los ojos te están pidiendo un rato de paz, o simplemente que necesitan encontrar una sonrisa.
Este blog va dedicado, a todas las personas que bajo mi punto de vista, se merecen un reconocimiento. Personas anónimas que un día se cruzaron en mi vida, en la calle, bien porque les paré yo o bien porque se acercaron a preguntarme por una tienda… personas que cuando te cuentan su historia, cuando te miran, o cuando te sonríen, te afianzan la idea de que el ser humano realmente es extraordinario. Personas que seguramente nunca salgan en la tele por sus azañas, pero que por su vida, por sus actos, o simplemente por la buena energía que desprendían, despertaron en mi la más profunda admiración.
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